Las cenizas se volvieron estrellas y nubes, para encontrar la sabiduría temprana en ciernes. Moira, Leith y Acheron son los dioses primigenios del destino, el olvido y el presagio, respectivamente. Son testigos de la historia de innumerables planetas inteligentes. Tarisland es uno de ellos, una partícula de polvo así percibida, hasta que un ser especial despierta de ese profundo letargo... Moira deja la guía en la Piedra de Inscripción para que los guerreros derroten a Acheron, quien escondió la Voluntad de Leith... Los dioses nunca hicieron las paces entre ellos, y marea tras marea los guerreros mueren, o acaban desamparados.

La torre negra se cierne sobre la otrora pacífica meseta de Ancash. Las invasiones de centauros y gnolls son cada vez más frecuentes e intensas. El cacique lidera a su pueblo para disipar a toda costa la extensa eminencia. Con los rituales de sacrificio de la luna llena, ¿formarán una mayor resistencia contra el desastre, o se sumergirán en la esperanza y el coraje?

La oscuridad ha rodeado la gloriosa SilverLit... La renombrada academia de magia estaba envuelta en llamas, y Fabre, el legendario herrero, había desaparecido sin dejar rastro, dejando atrás el inacabado Nidhogg, el arma supuestamente capaz de resistir la caída. ¿Por dónde se filtrará ahora la oscuridad? ¿Posee aún la familia Cattelan el orgullo del Águila? En el centro de la SilverLit se alza la estatua de la Reina del Sueño Eterno, cuyos ojos parecen transmitir una sensación de pena...

El Dios del Presagio había destruido innumerables planetas, y el hogar de los altos elfos no era una excepción. Pero con la bendición del Destino, pudieron refugiarse en el bosque brumoso durante generaciones, y el Archdruid, como tradición, recibiría la voluntad de Dios a través del Árbol divino de Luen. El Árbol protegía el planeta bajo la voluntad de Dios, y los elfos protegían el Árbol. Así fue hasta que un meteorito descendió en medio de llamas que llovían del cielo. Desde aquel día, ningún divino honró el lugar... como si el Dios del Destino hubiera abandonado a sus primeros discípulos.